lunes, 21 de mayo de 2012

El Madrid Gana La Liga 2012



                                                                Lunes 21 de mayo de 2012


             
Se podrá discutir, a tenor de la experiencia más reciente, la excelencia de la plantilla para afrontar la Champions, pero no es posible imaginar un grupo mejor para el esfuerzo sostenido de una Liga. El mérito corresponde a Mourinho, por completo. En un club donde el talento siempre se ha dado por hecho, él se ha rodeado del músculo y del nervio que, en última instancia, ha marcado la diferencia. Niños contra hombres. Esa impresión han dado muchas veces los rivales del Madrid. También ayer.

Sin embargo, llegado el final de curso, la sensación es extraña. Todo lo que añada encanto a este equipo le restará firmeza y en esa situación se encuentra Higuaín. Fue sustituido en el minuto 66 y en su salida cumplió el protocolo de los jugadores que se despiden para siempre. Aplausos para fondos y tribunas, lágrimas en los ojos y abrazo del entrenador. Nadie abandona así al colegio si piensa volver el próximo año. Su partido, caso de ser el último, quedará como ejemplo de su talento discreto: dos asistencias y ninguna foto robada, el apuntador en la sombra, dinámico y modesto. Por cierto, el árbitro le anuló un gol legal a los seis minutos. Estos tipos no tienen corazón.


Poca historia tuvo el encuentro y por eso la evito. El Mallorca fue arrollado por la marea y sólo mejoró cuando intentó disfrutar de las olas. Son tantas las muescas en el revólver del campeón que al visitante no se le puede cuestionar la buena voluntad. A los pocos minutos entendió que sólo le quedaba guarecerse. Al rato siguiente marcó Cristiano de cabeza, Apolo asomado entre los dos centrales. Otra vez juveniles contra cadetes.

Cómo será el poder y la exuberancia del Madrid que hubo muchos aficionados que creyeron cierta la posibilidad de que Cristiano marcara otros cuatro goles e igualara a Messi. No Sucedió en parte porque el equipo no se obsesionó con esa tarea, cuestión que se agradece. Forzar estas cosas suele resultar más grotesco que fraternal.

Magia. Benzema marcó el segundo gol quizá para celebrar que este fue el año de su transformación de gato en pantera. Özil  hizo los dos siguientes para reivindicar la imaginación creativa, partido minoritario en el parlamento de Mou, pero fundamental en los pactos. Sus goles fueron como él, imprevisibles: con los riñones y con la derecha.

Chory Castro salvó el honor balear con zurdazo de pura rabia; los humanos también tiene orgullo. La diferencia es su fragilidad ante las flechas del destino.
                                         

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